
¿Te preguntas por qué todo te sale mal y a otros tan sumamente bien?
Esta segunda regla es una de las claves por las cuales todo nos sale bien o todo nos sale mal, aunque nos han enseñado que esas cosas dependen de la suerte, del estatus familiar o de otras creencias que nos limitan y hacen que lo que queramos conseguir sea imposible.
En cambio, según la Ley de la atracción: lo que consigues es lo que piensas y deseas. ¡Pero cuidado con tus pensamientos porque se cumple todo! Tanto si piensas en positivo como si decides pensar en negativo, eso será lo que consigas. Te lo explicamos:
Hay personas que se pasan la vida pensando en lo que no quieren, entonces nuestra mente lo transforma en imágenes y empieza a trabajar hasta que finalmente lo consigue.
La mente no sabe lo que es el bien o el mal, sólo busca lo que le hemos encargado que encuentre. Es como si no conociera la palabra “no”.
Es decir: si yo pienso “no quiero ser pobre”, lo que en realidad le estoy diciendo es que represente la imagen de un pobre y eso se convierte en un objetivo a alcanzar, de forma que no parará hasta conseguir que yo sea pobre.
No hay que tomárselo en cuenta, ni por esto creer que nuestra mente no funciona bien. Al contrario, funciona perfectamente, sólo debemos saber cómo pedirle las cosas y ella, obediente, empezará a buscar la manera de conseguirlo.
Lo que se espera, tiende a hacerse realidad
El cerebro y el sistema nervioso responden a imágenes mentales, ya sean internas o externas. Las imágenes formadas se convierten en pautas fijas y el inconsciente utiliza todos los medios de que dispone para llevar a cabo su plan.
Preocuparse es una forma de programar respuestas físicas que no deseamos y el inconsciente actúa para que se cumpla la situación representada en las imágenes.
“Las cosas que temía han acabado por sucederme”
Por ejemplo, muchas personas padecen ansiedad crónica, que es simplemente una expectativa mental inconsciente de que va a ocurrir algo terrible.
Igual que todos conocemos personas que parecen tener una magia especial y que la vida les colma de bendiciones sin motivo aparente. Entonces decimos de ellos que tienen suerte, pero lo que ocurre es el caso opuesto al de la ansiedad: lo que parece buena suerte es en realidad expectativa mental positiva, una honda convicción de que ellos merecen que todo les salga bien.
Nos convertimos en nuestros pensamientos
Esto guarda relación con lo que hablábamos en el artículo anterior: nuestra salud física depende en gran medida de nuestra expectativa mental. Por esto, los médicos reconocen que si un paciente espera seguir enfermo, lisiado, paralizado, desvalido o incluso morir, tiende a hacerse realidad la situación esperada. Son las personas que conocemos como hipocondríacos.
Cambiar nuestros pensamientos de la noche a la mañana no es tarea fácil y, probablemente, necesites una ayuda que te enseñe cómo hacerlo. Si crees que tu mente se merece un cambio, contáctanos.
(Artículo anterior: Reglas de la mente I -> Las claves de la relación cuerpo-mente)